La brisa de la tranquilidad había tocado las puertas de la vida de Laura, eso lo confirmó en el momento en que conoció los pequeños y angelicales rostros de sus gemelos. Ellos eran perfectos y con solo su mirada podía hacerla olvidar cualquier tiempo difícil. Al tocar sus frágiles manos fue como conoció el amor más puro y sincero que jamás había imaginado que existiera en el mundo.—Gracias por hacerme el hombre más feliz de este mundo.Ella sintió un fuerte abrazo que la reconfortó y la llenó de una manera casi mágica. Era él, el hombre que la hizo sentir nuevas sensaciones y esa palabra que tanto escuchaba llamada amor.—Yo soy quien está verdaderamente agradecida. Gracias por darme la oportunidad de entrar a tu vida, gracias por no mirar mi pasado, gracias por aceptarme tal como soy, sin prejuicios, sin estatus sociales, sin protocolos. Simplemente, me amaste y, gracias a tu amor, mi vida dio un gran giro.El abrazo fue permanente y allí ella pudo sentir cómo Gabriel temblaba y llo
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