Capítulo 37La bañeraMis ojos recorrieron el cuerpo húmedo de mi esposo. Se sostenía del marco de la puerta con fuerza para no caerse. Su rostro estaba tan enrojecido, como si hubiese llorado por mucho tiempo. Intenté acercarme a él, pero el olor a alcohol que desprendía de su cuerpo me obligó a retroceder.Mis manos tiraron de él para poder guiarlo hacia el sofá más cercano. Cayó a un costado de él sin siquiera poder articular correctamente alguna palabra. Como pude, le quité los zapatos y la americana para darle un poco de aire a su sistema.—¿Qué crees que estás haciendo, Elijah? —mascullé.Sus zapatillas cayeron al suelo. Me estiré un poco para alcanzar la taza de café frío que no logré beberme cuando Lino estaba aquí y mantuve sujeto a mi esposo con la otra mano, buscando mantener el equilibrio y no dejarlo caer.—Bebe esto. —Empujé el borde de la taza sobre sus labios.Su frente se arrugó un poco, tal vez porque el sabor ahora no era muy bueno, aunque por el momento era lo únic
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