Teresa, vestida con elegancia, resplandecía bajo la luz de la noche mientras caminaba. Su mirada se posó en Carlos, quien yacía borracho a un lado, luego me miró y tomó mi mano, queriendo guiarme hacia el auto.—Mamá.Retiré la mano, sin intención de subir, esforzándome por mantenerme firme.—Olivia, a esta hora, en la casa vieja, su padre ya está dormido, y no puedo llevarlo allí. Llévalo a Villa del Sol; tampoco hay empleados allá, y yo sola no puedo cuidarlo. ¿Por qué no me haces ese favor?Me sonrió con amabilidad. —Él está borracho, no te preocupes, no dejaré que te moleste.El chofer también intervino, —Sí, señora, yo no sé preparar sopa para la resaca.Teresa añadió, —Luego haré que el chofer te lleve a casa.Miré sus ojos llenos de esperanza, y no pude rechazar a una madre tan gentil, así que subí al auto con ella.El asiento alargado hizo que Carlos quedara recostado justo sobre mis piernas.Teresa, con una sonrisa en los labios, sacó su teléfono y nos tomó una foto m
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