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C131: ¿Qué es lo que me sucede?
Reinhardt soltó un bufido bajo y pasó una mano por su cabello con un gesto de cierta frustración. Allí estaba Jordan, en su cama, profundamente dormido como si nada hubiera pasado. Reinhardt había pensado que, después de todo lo ocurrido con Zaid, las cosas cambiarían, que Jordan se mostraría más obediente, que entendería su lugar, que dejaría de desafiarlo. Pero no. Jordan seguía siendo el mismo terco de siempre, insistiendo en hacer lo que le venía en gana, ignorando las órdenes de Reinhardt como si su autoridad no significara nada. Sin embargo, lo que más lo inquietaba no era la desobediencia en sí, sino la incertidumbre sobre lo que sentía al respecto.No sabía si debía molestarse porque Jordan había vuelto a desafiarlo, o si, de algún modo retorcido, le gustaba que él quisiera estar cerca. Esa ambigüedad en sus emociones lo desconcertaba. Estaba acostumbrado a que la gente lo obedeciera, a que nadie osara desafiarlo. Pero Jordan lo hacía, y aunque le irritaba, había algo en ese d
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C132: Quédate más tiempo.
Jordan despertó sintiendo el calor de un cuerpo a su lado. Con los ojos aún pesados por el sueño, giró ligeramente la cabeza y lo vio. Reinhardt estaba tendido sobre la cama, boca arriba, con los párpados cerrados y el rostro sumido en una tranquilidad que Jordan pocas veces había visto en él. Era extraño. Estaba acostumbrado a la expresión severa y calculadora de Reinhardt, a la mirada afilada y las facciones endurecidas por la costumbre de estar siempre en control. Pero ahora, dormido, se veía diferente. Relajado. Sereno. Sin el peso de la autoridad o la desconfianza ensombreciendo sus rasgos. Y a Jordan le gustaba mucho esa imagen.Se recostó sobre su codo, acercándose un poco más, permitiéndose el lujo de observarlo detenidamente. Nunca había visto a Reinhardt así de cerca y con tanto detenimiento sin que él lo fulminara con la mirada o lo desafiara con algún comentario. Sus rasgos eran fuertes, varoniles, pero al mismo tiempo había algo en su expresión relajada que lo hacía ver a
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C133: Después de todo, tú eres peligroso.
Luego de un largo silencio entre ambos, Jordan optó por romper la quietud.—¿Dormiste bien? —preguntó de repente.Reinhardt soltó un resoplido leve antes de contestar con tono indiferente.—Sí, bastante bien.Jordan sonrió con ligereza y giró la cabeza hacia él.—¿Es porque te hice compañía?Reinhardt giró el rostro, mirándolo con un destello de exasperación en sus ojos.—No te pases de listo. Siempre duermo muy bien —aseveró, pero Jordan no se dejó intimidar. En cambio, lo analizó con detenimiento antes de dar su punto de vista.—Dormiste más de la cuenta. Estás acostumbrado a dormir solo una hora y luego te levantas para salir de nuevo al salón.Reinhardt pasó una mano por su rostro, restregándose los ojos.—Anoche trabajé mucho buscando sacarte de las manos de ese maldito enfermo de Zaid. Así que me quedé muy cansado.Un nuevo silencio se instaló entre los dos, hasta que Reinhardt volvió a girar la cabeza hacia él y lo observó con un semblante de reproche.—Y una vez más me desobed
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C134: Detente.
Reinhardt lo besó con una intensidad que rozaba lo salvaje, como si en ese momento la cordura le abandonara por completo y lo único que existiera fuera el calor del cuerpo de Jordan contra el suyo. Sus labios devoraban los ajenos con una urgencia abrasadora, como si tratara de memorizar cada rincón de su boca, de reclamarla, de hacerla suya de una forma irrefrenable. Jordan, atrapado en el torbellino de esa pasión arrolladora, intentó seguir su ritmo, responder a ese deseo feroz que le consumía, aunque sentía que Reinhardt lo arrastraba como una tormenta de la que no podía escapar.El mafioso no tardó en avanzar, presionándolo, empujándolo con su propio cuerpo sin necesidad de palabras. Jordan, con cada paso que retrocedía, sentía que la habitación se hacía más pequeña. Sus piernas tocaron el borde de la cama y, en un parpadeo, se encontró cayendo de espaldas sobre el colchón, con el peso de Reinhardt sobre él, atrapándolo por completo bajo su presencia abrumadora.Los labios del mafi
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C135: Eres una caja de sorpresas.
La habitación estaba impregnada de una tensión sofocante, con el ambiente avivado por el calor de la proximidad y el peso de lo prohibido. Sus respiraciones eran irregulares, como si ambos estuvieran atrapados en un torbellino del que no sabían cómo salir. Reinhardt se cernía sobre Jordan, y sus cuerpos se hallaban tan cerca que cada exhalación se mezclaba con la del otro, siendo sus movimientos guiados por un impulso que amenazaba con consumirlos por completo.Entonces, de repente, el sonido de una puerta abriéndose rompió la atmósfera como un latigazo.El crujido de las bisagras pareció rasgar el instante en el que se encontraban atrapados, congelándolo en un cuadro de pura revelación. Y, tras ese sonido abrupto, una voz femenina irrumpió en el espacio con la naturalidad de quien no tenía idea de la escena en la que estaba a punto de entrometerse.—¿Hasta cuándo piensas dormir?El impacto fue instantáneo.Reinhardt se detuvo en seco, con su cuerpo aún sobre el de Jordan. Su respirac
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C136: ¿Qué es lo que quieres de él?
Jordan permaneció con la mente atrapada en un remolino de pensamientos que no parecían conducir a ninguna parte. Lo que había ocurrido con Reinhardt en su habitación había sido tan inesperado como intenso, y aunque en el momento se dejó arrastrar por la situación, ahora el peso de la realidad lo alcanzaba con toda su crudeza. Había disfrutado cada instante, cada roce, cada fragmento de cercanía, pero sabía que no podía permitirse caer en aquello otra vez. No debía. ¿Qué sería de él—de ella—si Reinhardt llegaba a descubrir la verdad? No se trataba solo del peligro de ser desenmascarada, sino del riesgo mucho mayor que implicaba el desconocimiento total de lo que Reinhardt realmente sentía por él.El Jefe nunca le había hablado sobre sus sentimientos. Reinhardt nunca le había confesado abiertamente que le gustaba, nunca pronunció palabras que despejaran cualquier duda. No existía ninguna certeza, solo impresiones vagas, gestos ambiguos, una manera de mirarlo que podía interpretarse de m
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C137: No tienes por qué ponerte celosa.
Jordan no comprendía del todo la pregunta de Simone, porque, en realidad, ¿qué era exactamente lo que quería de Reinhardt? Ni siquiera él mismo tenía una respuesta clara para eso. Quería estar cerca de él, eso era innegable, pero ¿qué significaba realmente "estar con él"? ¿Quería su atención, su protección, su compañía? ¿O era algo más? ¿Acaso en el fondo deseaba algo tan absurdo como casarse con él? La sola idea le pareció ridícula. Reinhardt no era el tipo de hombre que pensaba en matrimonio, ni en una vida estable. Era un mafioso, el jefe de una organización temida y despiadada. No tenía familia, ni un hogar en el que pudiera encontrar descanso. Su existencia estaba teñida de violencia, de sangre, de peligro constante.Entonces, ¿qué sentido tendría siquiera considerar una vida junto a él? ¿Cómo podría un hombre como Reinhardt llevar una familia sin ponerla en riesgo? No encajaba. No era posible y Jordan se sintió estúpido por siquiera pensarlo, pero, al mismo tiempo, no podía evit
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C138: La traición es lo único que jamás perdona.
Su tono era mordaz, teñido de una arrogancia irritante, como si disfrutara del poder que le daba su descubrimiento. Jordan, por su parte, sintió cómo su estómago se encogía. El miedo se arrastró por su pecho como una sombra opresiva, nublándole la mente. Se esforzó por mantener el control, pero su pulso se aceleró de forma incontrolable.—Dime, ¿por qué lo haces? —continuó Simone, dando un paso hacia ella, sin apartar sus ojos afilados de su rostro—. ¿Cuál es la razón detrás de este disfraz? ¿Buscas engatusar a Reinhardt? ¿Ganarte su confianza a base de mentiras? ¿O acaso crees que si te metes en su cama con ese ridículo atuendo lograrás derribar sus barreras? Porque si ese es tu plan, déjame ahorrarte el esfuerzo: Reinhardt no es gay. No lo es.—Yo no estoy intentando nada —declaró, esforzándose por sonar firme, aunque el nudo en su garganta amenazaba con traicionarlo.Simone arqueó una ceja, escudriñándolo con una expresión de escepticismo.—Entonces explícame —insistió—. ¿Por qué t
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C139: Gemidos.
Esa noche, Jordan se vistió con la rutina meticulosa de siempre, asegurándose de que cada prenda estuviera en su lugar y que su apariencia fuese impecable para la velada. El cabaret bullía con la energía habitual: las luces parpadeaban con su resplandor tenue y dorado, los murmullos de los clientes se mezclaban con la música, y los bailarines se movían de un lado a otro preparándose para sus presentaciones. Todo parecía transcurrir como de costumbre, pero hubo un detalle que le resultó extraño.Jasper no estaba.Era el día en que debían presentarse los bailarines, pero no lo había visto por ninguna parte. Al principio, trató de ignorarlo. Después de todo, cada uno tenía su propio ritmo, y quizás Jasper simplemente se había retrasado. Sin embargo, conforme pasaron los minutos, la ausencia del bailarín se hizo más evidente, hasta volverse un punto de inquietud en su mente. Jasper era la estrella de la noche, el motivo por el cual muchos clientes regresaban una y otra vez, el favorito de
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C140: No es el tipo de vida que quiero para mí.
La habitación estaba impregnada de calor y deseo, saturado por la fusión de respiraciones entrecortadas y la cadencia inconfundible del placer compartido. Simone se aferraba a Jasper con desesperación febril, y sus uñas se hundían en su espalda con una intensidad que oscilaba entre la pasión y la impaciencia. Su voz se alzaba sin contención, como si la clandestinidad del momento la incitara aún más a entregarse sin reservas.—Ya te dije que no seas tan escandalosa… —murmuró Jasper entre jadeos. A pesar del frenesí que lo consumía, no podía evitar la inquietud que lo embargaba.Simone arqueó la espalda, inclinando el rostro hacia él con una sonrisa pícara que delataba su absoluta falta de preocupación.—¿Y qué importa? —susurró, rozando sus labios contra los de él antes de devorarlo con otro beso hambriento—. Todos están en el salón, nadie vendrá hasta aquí.—Alguien podría escucharte… —insistió en un murmullo ronco, con su aliento ardiente contra la piel de Simone—. Cualquiera de los
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