Luca la besó. Fue un beso inesperado, suave y lleno de una ternura contenida. Isabella, atrapada entre la sorpresa y la confusión, sintió cómo el tiempo se detenía por un segundo. Su mente se debatía entre el caos de emociones, pero antes de poder decidir cómo responder, la escena se esfumó abruptamente, dejándola en un torbellino de pensamientos sin respuesta.Por un momento, Isabella quiso detenerlo, quiso separarse, quiso hacerlo por lo que sentía por Leonardo. Pero luego se acordó de Leonardo, de cómo la había hecho creer que su relación con Valeria era sólo fachada para el público y de nuevo noto ese cuchillo ardiente atravesando su pecho. Así que se dejó llevar ¡al diablo Leonardo!Luca siguió besándola con más insistencia, sus manos buscaban ya su cuello y su espalda. Isabella, temerosa de que la vieran en el pasillo de un hotel en semejante despliegue de pasión, terminó por decir – Luca, será mejor que entremos- Este lo tomó como la invitación que era, dejó que Isabella se vol
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