—Mi hijo está muerto, si quieres volver a intentar manchar su memoria no va haber hembra que te salve— ruge e intenta someterme, pero yo me adelanto.—¡AGACHA LA CABEZA!Él gruñe, su cuerpo tiembla, pero aun así no cede, sin embargo su cabeza está unos milímetros más baja que antes.—No pienso hacer un escándalo de esto. Ya todos lo saben. No tienes que irte con la cola entre las patas, deja que tu mate se quede y enseñe a la mía.—Creo que debemos calmarnos— interviene Antosha.—Estoy de acuerdo— lo apoya el Alfa Marcos.Frunzo el ceño cuando Garald se libera de mi intento de someterlo, sacude la cabeza y miro a mi alrededor buscando lo que sea que lo haya ayudado, hasta que mis ojos caen en el Alfa Marcio.—Debemos hablar sobre esto, ninguno se puede ir así— dice Arman.Anakin ahora está al lado de mi mate, supongo que teme que me la lleve.—No voy a hablar con alguien tan inmaduro que no acepta lo que está enfrente de sus ojos.Cuando el Alfa Marcio intenta mover su mano yo le tiro
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