Después de escuchar el relato de Edmund, Adam estaba consternado, se imaginaba todo el sufrimiento que Alexandra debió haber padecido, lo sola que tuvo que haberse sentido, y el terror que le hicieron pasar esos infelices, tenía en su interior una mezcla de sentimientos encontrados, por una parte una terrible frustración por no haberse dado cuenta de todo lo que ella tenía que cargar a cuestas, y por otra parte, se sentía culpable por haber dudado de ella y no haberla escuchado cuando se lo pidió. Se aproximó a su habitación con la cara llena de vergüenza y con el corazón acelerado, necesitaba sacar todo aquello que llevaba por dentro, porque si no iba a enloquecer, lloraba en silencio por no haber formado parte de su vida en aquel tiempo, lamentó no haber podido protegerla, y odiaba con todas sus fuerzas a aquellos infelices que tanto daño le habían causado a la mujer a la que amaba más que a su propia vida. Alexandra se encontraba sobre la cama, las enfermeras estaban terminando de
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