Marleni terminó de colocar los últimos platos sobre la mesa, disfrutando del aroma del café recién hecho que llenaba la cocina. El sol matutino se filtró suavemente a través de las ventanas, iluminando la estancia con un cálido resplandor. Danilo entró en la cocina con una sonrisa en los labios, una de esas sonrisas que ella conocía demasiado bien. Él le dio un beso suave, Marleni lo observó con detenimiento.—Hola amor, ¿Qué es lo que te trae tan sonriente esta mañana, Danilo? —preguntó Marleni con curiosidad, apoyando una mano en su cadera mientras lo miraba fijamente—. Te conozco bien, y sé que algo has planificado o alguna travesura has hecho.Marleni vertió el café caliente en dos tazas sin dejar de observarlo, mientras el aroma llenaba la cocina. —¿Qué estás tramando ahora, eh? —preguntó Marleni, colocando su taza frente a él.—¿Yo? Nada malo —respondió Danilo, aun con la sonrisa pintada en su rostro.—Vamos, conozco esa sonrisa. Habla, no me ocultes nada —insistió Marleni, s
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