*—Theo:Este era uno de los días más felices de su vida.De pie en el altar, vestido con un elegante traje negro que contrastaba perfectamente con la delicada flor blanca en su solapa, Theodore Santini sentía su corazón latir con fuerza, casi al compás de la música suave que llenaba la iglesia. Hoy, el día que había soñado durante tanto tiempo, finalmente había llegado.Mientras esperaba a su amada Luna, sus pensamientos viajaron a través de los momentos más significativos de su relación: las luchas y reconciliaciones, los momentos de incertidumbre, y las muchas sonrisas y lágrimas que compartieron a lo largo del camino. Todos esos recuerdos, tanto los buenos como los malos, lo llevaron hasta este instante.Se había tomado un año para llegar a este día tan esperado. No porque no quisieran casarse antes, sino porque la llegada de Mía había cambiado todo. La pequeña había traído un nuevo tipo de amor a sus vidas, uno que los mantenía ocupados y felices. Sabían que querían que ella estuv
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