Valeria, con el corazón acelerado, se arrodilló junto a Isabel, tratando de reanimarla. La respiración de su hermana era superficial, y su rostro mostraba una palidez alarmante. Sin perder tiempo, comenzó a aplicar los primeros auxilios mientras aguardaba la llegada del médico.—¡Isabel, por favor, reacciona! —murmuró, sintiendo que el tiempo se detenía. La angustia la invadía al pensar en lo que podría suceder si la ayuda no llegaba pronto.Afuera, Tania se alejaba de la mansión, su mente llena de pensamientos contradictorios. Al revisar sus bolsillos, sintió una punzada de ansiedad al darse cuenta de que su celular no estaba. La preocupación la invadió; sabía que había dejado las fotos comprometedoras de ella y Guillermo en la habitación de Isabel. Sin embargo, no podía regresar. La idea de cruzarse con Guillermo o el médico que atendía a Isabel la aterrorizaba. Si algo le sucedía a Isabel, sabía que sería la primera en ser culpada.Mientras tanto, Guillermo llegó a la mansión, com
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