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Los resultados
El ambiente en la sala de espera era tenso y silencioso, interrumpido solo por el suave murmullo de los equipos médicos. Guillermo y Natalia se miraban con ansiedad, cada uno perdido en sus pensamientos. Finalmente, la puerta se abrió y el médico apareció, su expresión era seria.—Señor Guillermo, señora Natalia —comenzó, tomando una pausa para reunir sus palabras—. Los he llamado para informarles que los resultados de las pruebas de compatibilidad han llegado.Guillermo sintió que su corazón se aceleraba. Sabía que este momento era crucial.—¿Y bien? —preguntó, tratando de mantener la voz firme.El médico inhaló profundamente antes de continuar.—Lamentablemente, ninguno de ustedes es compatible como donantes de médula ósea para Laura.Las palabras resonaron en la sala como un eco desgarrador. Guillermo sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. Natalia, a su lado, se quedó paralizada, con sus ojos llenos de incredulidad.—¿Cómo es posible? —preguntó ella, su voz tembl
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Una nueva esperanza
Valeria llegó a la clínica con una mezcla de nerviosismo y determinación. En la sala de espera, se encontró con Guillermo, quien estaba acompañado por Natalia. La atmósfera era tensa, ya que Natalia, tras enterarse de que Valeria iba a hacerse la prueba, no quería separarse de él ni un instante. —Hola —saludó Valeria, intentando mantener la compostura.—Hola, Valeria. Agradezco que hayas venido —respondió Guillermo, consciente de la gravedad de la situación.—No tienes nada que agradecer, todo lo hago por Laura.Natalia no dejaba de mirarla con una expresión de odio en sus ojos.—Ni creas que esto significa que puedes estar cerca de Laura. Guillermo solo te llamó por la emergencia del caso, pero no te hagas ilusiones de que vas a entrar de nuevo a la mansión.—¡Ya basta, Natalia! No es el momento ni el lugar para buscar más problemas. Ahora lo más importante es la salud de Laurita. Te pido por favor que te comportes a la altura y pienses primero que nada en tu sobrina. —Así es, no t
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La carta bajo la manga
La operación de médula fue un procedimiento rápido y sencillo, aunque no exento de riesgos. Valeria había sido informada de que, aunque la intervención en sí no era complicada, requería un cuidado especial en el post-operatorio para asegurar que todo saliera bien.Después de un par de horas, el doctor regresó a la habitación de Valeria donde se encontraba Guillermo, el cual estaba muy ansioso por saber los resultados de la operación. Había aprovechado la ausencia de Natalia para poder acercarse a Valeria, el doctor entró y al verlos lo primero que dijo esta vez con una expresión más relajada: —La operación fue un éxito —anunció—. Laura está en recuperación y, aunque estará un poco débil durante los próximos días, su estado de salud es estable, solo hay que esperar que transcurran algunos días para que estemos completamente seguros de que el trasplante no lo rechace su cuerpo. Guillermo y Valeria se miraron con una gran sonrisa que iluminó sus rostros. —¡Qué buena noticia doct
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La prueba de ADN
Días después, Laura se encontraba en la mansión, rodeada de un ambiente cálido y familiar, Guillermo había hecho todo lo posible porque su hija estuviera rodeada de mucha tranquilidad ya que de eso dependía su recuperación. Valeria estaba a su lado, atenta a cada uno de sus movimientos, sintiendo una mezcla de alegría y ansiedad por la recuperación de su hija. La operación de médula había sido un éxito, y la salud de Laura mejoraba día a día, lo que llenaba a Valeria de esperanza.Valeria se sentaba en una silla junto a la cama de Laura, observándola mientras dormía. Las luces del atardecer se filtraban a través de las cortinas, creando un halo dorado alrededor de la habitación. Era un momento de paz que Valeria atesoraba, sabiendo que cada día que pasaba era una nueva oportunidad para fortalecer el vínculo que había estado ausente durante tanto tiempo.La enfermera Tania entró de pronto con una sonrisa un poco fingida, ya que no soportaba la presencia de Valeria en la mansión, s
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El parentesco
Valeria, aturdida por la escena que había presenciado entre Natalia y Guillermo, se dirigió rápidamente a la habitación de Laura. La confusión y el dolor la acompañaban mientras trataba de concentrarse en atender a su hija. Laura, aunque aún un poco débil, sonrió al verla, lo que le otorgó a Valeria un breve respiro en medio de la tormenta emocional que enfrentaba.—¿Por qué estás triste, Valeria? —preguntó la pequeña, mientras disfrutaba de una de las galletas que ella le había traído.—No estoy triste, Laurita. Solo tengo un fuerte dolor de cabeza, pero pronto se me pasará. Mejor termina tus galletas y bebe toda la leche; en un momento debes tomar tu medicina —respondió Valeria, esforzándose por disimular su angustia.Laura obedeció, mientras Valeria luchaba por controlar el coraje y el dolor que le había causado el beso entre Natalia y Guillermo. Sabía que debía ser fuerte, especialmente por su hija, que era su motor para seguir adelante.Con el transcurso de las horas, la atmósfe
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Laura descubre la verdad
El día amaneció brillante y soleado, pero la luz que entraba por la ventana de la habitación de Laura no lograba disipar la inquietud que sentía en su interior. La noche anterior, había escuchado gritos provenientes de la sala, y esos ecos aún resonaban en su mente. Se desesperó sintiendo que algo importante estaba ocurriendo. Un nudo en su estómago le indicaba que la calma de la mañana no duraría mucho.Con un profundo suspiro, se levantó de la cama y se acercó a la puerta. La curiosidad y la preocupación la impulsaron a descender las escaleras, cada paso resonando en el silencio tenso del pasillo. Al llegar al último peldaño, se detuvo y se asomó, ocultándose detrás de la pared que daba a la sala.Desde su posición, pudo observar a Natalia y Valeria de pie frente a frente, con expresiones que reflejaban la intensidad de la discusión. Natalia, con los brazos cruzados y el rostro enrojecido, parecía estar al borde de la explosión.—¡No puedes simplemente aparecer y reclamar lo que no
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Una gran tragedia
Guillermo observó a Laura, con su expresión grave y preocupada. La pregunta de su hija había dejado una sombra en el ambiente, y comprendía que no era el momento adecuado para abordar ese tema tan delicado.—Hija, no es el momento de responderte esa pregunta —dijo Guillermo, esforzándose por mantener la calma—. Necesito resolver algunas cuestiones y después hablaremos de ello. Te sugiero que vayas a tu habitación; no debes abusar, recuerda que aún estás en reposo.Laura asintió, sintiendo un torbellino de emociones, y salió de la sala, dejando atrás la palpable tensión. Valeria, consciente del peso de la situación, decidió acompañar a Laura para aprovechar la oportunidad de dialogar con ella.—Vamos, Laura —dijo Valeria suavemente—. Quiero que sepas que estoy aquí para ti. Iremos a tu habitación a desayunar y, mientras tanto, tendremos una larga conversación.Mientras tanto, Guillermo se quedó a solas con Natalia. La atmósfera era tensa, y las palabras que estaban por intercambiar ser
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Un nuevo comienzo
Nuevos ComienzosLos días transcurrieron con una calma tensa en la mansión. La recuperación de Laura avanzaba notablemente, mostrando cada día más signos de vitalidad y alegría. Tania continuaba desempeñando su labor como enfermera, siguiendo meticulosamente las indicaciones de Guillermo, quien estaba decidido a no descuidar ni un instante la atención profesional de su hija. La mansión, antes envuelta en sombras y conflictos por la presencia de Natalia, ahora comenzaba a iluminarse con risas y momentos compartidos.Valeria, por su parte, había ido ganando poco a poco la confianza y el amor de Laura. Ya no era simplemente la niñera que había ingresado a la mansión para cumplir con un trabajo; su papel había evolucionado, asumiendo la función de madre, un rol que la pequeña aceptó con naturalidad. Para Laura, Valeria se había convertido en una figura materna que llenaba el vacío dejado por Isabel, su madre, quien, irónicamente, era hermana de Valeria, aunque ambas nunca llegaron a cono
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La mujer misteriosa
La decisión de Valeria de despedir a Tania sorprendió a Guillermo. Desconocía por completo que Tania albergaba un interés personal hacia él y tampoco estaba al tanto de las tensiones del pasado entre ambas mujeres. Tras el reciente susto causado por la enfermedad de Laura, Guillermo se encontraba obsesionado con su cuidado y deseaba asegurarse de que estuviera bajo la supervisión de un profesional. Por ello, al escuchar la decisión apresurada de Valeria, su descontento fue inmediato.—Valeria, ¿cómo puedes considerar despedir a Tania si sabes que Laura aún no ha terminado su tratamiento? —preguntó, incrédulo.Para Tania, las palabras de Guillermo fueron un alivio; se sentía validada, ya que cuestionaban la decisión de Valeria.—Entiende, cariño —intervino Valeria con un tono conciliador—, no veo necesario que continúe cuidando de nuestra hija ahora que está completamente sana. Yo puedo encargarme de su tratamiento bajo la supervisión eventual de su médico.Guillermo se quedó pensativo
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El plan perfecto
Mientras Guillermo y Valeria se apresuraban a llevar a Laura a la clínica, Tania no se quedó atrás. Su ansiedad por observar la situación era palpable; no podía perderse ni un instante de lo que estaba sucediendo. Una mezcla de satisfacción y nerviosismo recorría su cuerpo. Sabía que su plan había funcionado, pero la incertidumbre sobre el estado de Laura la inquietaba. Como enfermera, era consciente de que la pastilla que le había dado solo la haría dormir, pero su inquietud le daba un aire de genuina preocupación.En la clínica, Guillermo sostenía la mano de Laura mientras el médico la examinaba. Valeria, con los ojos llenos de lágrimas, no podía dejar de pensar en las pastillas. ¿Cómo había podido confundirse? La culpa la consumía, y temía que Guillermo la culpara por lo ocurrido. Intentaba recordar cada detalle del momento en que entró a la habitación de Laura, convencida de que había tomado el frasco correcto. Sin embargo, su nerviosismo comenzaba a sembrar dudas en su mente.—Do
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