Nuevos ComienzosLos días transcurrieron con una calma tensa en la mansión. La recuperación de Laura avanzaba notablemente, mostrando cada día más signos de vitalidad y alegría. Tania continuaba desempeñando su labor como enfermera, siguiendo meticulosamente las indicaciones de Guillermo, quien estaba decidido a no descuidar ni un instante la atención profesional de su hija. La mansión, antes envuelta en sombras y conflictos por la presencia de Natalia, ahora comenzaba a iluminarse con risas y momentos compartidos.Valeria, por su parte, había ido ganando poco a poco la confianza y el amor de Laura. Ya no era simplemente la niñera que había ingresado a la mansión para cumplir con un trabajo; su papel había evolucionado, asumiendo la función de madre, un rol que la pequeña aceptó con naturalidad. Para Laura, Valeria se había convertido en una figura materna que llenaba el vacío dejado por Isabel, su madre, quien, irónicamente, era hermana de Valeria, aunque ambas nunca llegaron a cono
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