Por más que me gustaría mostrarme como el hombre serio que no se atreve a llorar por alguien más, no me es posible y por eso, abrazo a Marcela implorando sentir una leve señal de que realmente ella se encuentra con vida.Nick, también llora mientras intenta calmar a Arianna, pero, nada nos funciona, porque yo no escucho la respiración de Marcela y la bebé se niega a dejar de llorar, por lo que, estar en este auto es un calvario al no poder ayudarlas como tanto lo necesitan debido a mi maldita incompetencia.— ¡¿Cuánto vamos a demorar en este maldito auto?! — grito enojado.— Una ambulancia viene, seguramente ha sido llamada para nosotros, voy a estar atento a su sonido para interceptarla.— No me importa si viene con un paciente, lo sacas de ahí y que atiendan a Marcela y mi hija. — dice Nick.— Sí, señor. — dice el conductor, m
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