Al día siguiente. Jane sintió su cuerpo como si estuviera destrozado, le dolía mucho la cadera, y solo de moverse sentía que la cintura se le iba a romper. "¡Ay!", Jane gimió de dolor. No sabía cuántas veces la había atacado Hendrik, haciéndolo en diferentes estilos, casi la hacía desmayarse. El reloj de la mesita de noche marcaba las nueve de la mañana, resulta que se había despertado tarde. Jane se volvió hacia el lado, Hendrik todavía dormía plácidamente. Con cuidado, Jane tiró de la manta que se había deslizado, cubriendo de nuevo el cuerpo desnudo de Hendrik. Su mano, sin querer, tocó el pecho de Hendrik, haciendo que Hendrik abriera lentamente los ojos. "Cariño...", murmuró Hendrik con voz ronca, viendo a Jane que ya estaba despierta, lentamente movió su cuerpo para ponerse de lado, mirando hacia Jane. La mano de Hendrik tomó el brazo de Jane, "¿Fui demasiado brusco contigo anoche?", preguntó suavemente. "Mucho, ¡no me puedo mover!", dijo Jane con el ceño frun
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