*CUATRO AÑOS ATRÁS* Samuel y Alia estaban disfrutando de los mejores momentos de su vida juntos. La barriga de Alia, redonda y prominente, destacaba su belleza y juventud. Su cabello largo y sedoso caía suavemente por su espalda, llegando más abajo de su cintura. Los que la veían no podían evitar admirarla, especialmente en este momento de felicidad y expectativa. Samuel, con una sonrisa radiante, entró en la habitación con un delicioso desayuno en una bandeja. —¡Buenos días, mi hermosa esposa!—, exclamó, sorprendiéndola con su dulce voz. Alia se iluminó con una sonrisa aún más brillante, y los dos compartieron un tierno beso de buenos días. Se sentaron juntos en la cama, listos para disfrutar del desayuno y de la compañía mutua. Mientras comían, Alia planteó una pregunta que había estado rondando en su mente durante un tiempo. —¿Alguna vez has pensado en retomar el nombre biológico que te dieron tus padres?—, preguntó con curiosidad. Alia se detuvo un momento, reflexionand
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