Capítulo 26. Estocada final.
Perspectiva de Emilia.Estoy corriendo, o mejor dicho, dando tras pies para poder lograrlo, con el corazón destrozado, sintiendo esa punzada en la garganta que te obliga de forma inconsciente a doblarte un poco para respirar bien.Dar cada paso se hacía difícil, pero ahí estaba dante, dándome la mano con fuerza, haciéndome saber que está ahí, que él no se iría.Ambos logramos correr hasta fuera del castillo, rodeando el laberinto y a punto de irnos por el mismo lugar estrecho que había cavado días antes Dante.No podamos escapar por la entrada principal del castillo, muchos guardias ya estaban ahí, Henry les ordenó detenernos.Cuando Dante me pidió entrar primero por el hueco en el muro, escuchamos como un grito estruendoso que me hizo erizar la piel gritaba mi nombre.— ¡EMILIA! — grito Henry, caminando como una bestia salvaje, su mirada fija en mí, ya no me daba miedo, ahora le tengo un sentimiento más fuerte; odio. — ¿A dónde creen que van?—No des un paso más— amenazo Dante.Henry
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