Sergio salió del baño, miró una agenda y vio el número de Thresa su asistente, cogió el teléfono y pidió organizar el viaje al que tanto Marisa le teme.—Thresa, arreglarme un viaje a Italia y después a Capri, no se qué tiempo me quedaré allá.Sergio organizó una maleta y salió de la habitación, caminó por el pasillo y se detuvo al escuchar los sollozos de Arielle.—Ángel de la guarda, tu eres mi dulce compañía, protege a mi mamita en las noche y en el día, no lo desampares por que la perdería. Diosito, mi princesa ya no está aquí, nuestro príncipe durmiente despertó y la echó de su Palacio y no sé dónde está, cuídala mientras vuelve a casa.Yo te lo pido así como una vez te pedimos que nos devuelvas a nuestro príncipe durmiente, ahora te pido que me devuelvas a mi princesa y mientras esté lejos no lo desampares, amén.Sergio sintió un estrujón en su pecho, al escuchar las palabras de su hija, cerró los ojos y continuó su camino, bajó las escaleras, se encontró con Marisa y Alexand
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