*—Leo:Enterró la cabeza en el suave pelo marrón ante él y aspiró el olor a aceite de coco que éste desprendía. Un olor característico de su pelo y que siempre le recordaba a ella. Incluso desde mucho antes de que fueran novios, Leo recordaba entrando en el cuarto de su madre solo para oler los aceites que tenía en su cómoda, principalmente los de coco, y para recordar a Esmeralda Vázquez.Vaya, así de loco ha estado por Esmeralda, pero es que desde hace un tiempo había estado enamorado como un hombre perdido de aquella chica de hermosos y soñadores ojos café.A sinceridad, Leo no podía recordar cuándo comenzó, pero siempre estuvo observándola desde lejos, siendo cordial y amable como el joven educado que era, pero en el fondo, no dejó de pensar en lo hermoso que sería tener una relación con la misma. Lo deseó por tanto tiempo que cuando se hizo realidad, parecía como si fuera un sueño. Tuvo que pellizcarse varias veces para creer que era una realidad, que al fin su sueño de ser feliz
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