Alessandro se mantiene de pie, con los brazos cruzados y una expresión de firmeza, mientras un Thiago de diecinueve años, lo mira con impaciencia y los ojos ligeramente entrecerrados, su mente maquinando un plan para convencer a su padre. Thiago lleva una chaqueta de cuero que parece haber comprado en algún mercadillo alternativo, es más que seguro que Donatella lo ve vistiendo así y pondrá el grito al cielo y lo sacará de su herencia. El joven rubio se mueve de un lado a otro con un aire de frustración juvenil. Alessandro mantiene su mirada fija, apenas moviéndose, proyectando esa calma que Thiago considera tan exasperante cuando intenta salirse con la suya. —Papá, escúchame y entiéndeme, por favor —insiste Thiago, levantando las manos en un gesto de súplica—. Sé que fallé las pruebas, pero no fue mi culpa, te lo juro. Alessandro arquea una ceja y se cruza de brazos aún más fuerte. Ama a Thiago como a nadie, pero no puede creer que realmente esté escuchando un argumento tan absurdo.
Leer más