—Puedes quedarte aquí, conmigo —habló él con un tono suave, pero emocionado, quería estar con ella, tenía ojeras pronunciadas de noches sin dormir— está es la manada principal y esta mansión es grande, con muchas habitaciones. Vivo solo, con empleados.—Estamos hablando de trabajo, Liam —respondió Sira, esforzándose por no soltar una carcajada. La forma en que dicho esas palabras le habían gracia, lo miró con atención, sorprendida de que la invitara a vivir con él sin haber hablado antes de su conexión.—Sira… —hizo una pausa, el miedo al ser rechazo pesaba sobre sus hombros. Pero, al verla allí, tan hermosa, relajada, supo que no podía callar más. Se levantó lentamente de la silla y caminó hacia ella con pasos cautelosos. Al sentarse a su lado, la inseguridad invadió su mente. Juntó las manos y respiró hondo varias veces, intentando reunir el valor necesario para hablar. No podía permitir que ella se alejara, debía luchar por su amor. Esta era su oportunidad, no podía desaprovecharla
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