Por RamiroEstoy en mi cama, abrazado a su almohada, llorando como un niño.Mi felicidad, esa de saberla viva, está empañada por lo que ella pasó cuando enfermó.Huelo su almohada, no sé si tiene su perfume, posiblemente se perdió con el tiempo, pero yo lo huelo, lo quiero oler, o lo imagino.Hoy sí sentí su maravilloso aroma, toqué su piel…Sentí su indiferencia, vi sus ojos tristes, su mirada parecía no tener vida, salvo por los momentos en que se llenaban de lágrimas.Por mucho tiempo la creí sin vida, y realmente cuando me acerqué a ella parecía no tenerla.Rocío no tiene idea de que sólo con ella soy un hombre completo, por ella puedo respirar, vivir.No puede ser que después de habernos amado tanto, no haya quedado rastro de mis caricias en su piel.Cada madrugada que pasamos juntos, amándonos con locura, llenándonos de vida, es imposible de olvidar, al menos para mí, que siempre la llevo conmigo, en mi piel, en mi alma y en mi corazón.Viajamos juntos hasta el cielo, y cuando e
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