Cuando el taxi se detuvo frente a su casa, pagó el servicio y se bajó del auto. La vecina de enfrente le miró mientras salía con su coche y ella fingió que nada pasaba, así que se acercó a la verja.Notó que no tenía los candados electrónicos, lo que le hizo pensar que el jardinero al no saber nada, los había quitado puesto que salía a dar mantenimiento.Se adentró en la casa y recorrió hasta la entrada. Abrió la puerta y se metió.Jamás aquella casa le había parecido tan solitaria y lúgubre, pero ahí estaba, mirando el sitio que era su hogar y más bien empezaba a parecerse una casa de locos, extraña para ella misma.Vio el celular de su esposo y fue hacia el objeto, lo tomó en sus manos, pensando si debía o no revisarlo, pero se dijo que la manera en que tenía de conocer los secretos de cada uno, era precisamente a través de ellos. Rogó que no tuviera contraseña y para fortuna suya, no fue así.Vio el mensaje de Magdiel y lo leyó:«Charlotte va para tu casa, no seas estúpido, deja que
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