Todos los capítulos de Belleza maldita: La luna fea del alfa: Capítulo 61 - Capítulo 70
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61. ¿Qué estás ocultando?
NicklausCada segundo que pasa y no sé nada de Penelope se siente como si estuviera en medio de una agonía total y es que, a pesar de las palabras del imbécil del Omega y las miradas condescendientes de Samuel y su gente, no puedo, me niego a creer que Penelope se ha ido.A mi lado Blake trae una expresión pétrea, pues sé que él piensa exactamente como yo, nada de esto tiene sentido y es por eso que hemos decidido encontrarnos con la única persona que puede darnos un poco de luz en todo este desastre.Al final de la colina, la silueta de Lila aparece sujetando con fuerza su abrigo mientras mira a ambos lados como si quisiera cerciorarse de que no la hubiesen seguido, lo cuál no me extraña ya que siempre tiene lobos siguiéndola a todas partes.—Lila, te agradezco que hayas venido—le digo acercándome hacia ella, que se ve igual de preocupada que Blake.—Por supuesto, puedes contar conmigo para que lo necesites, yo también quiero encontrar a Penny.Solo escuchar su nombre hace que mi lobo
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62. Ahora me servirás
PenelopeDespierto con un dolor punzante en la espalda y una sensación de pesadez en todo el cuerpo. No quiero despertar, una parte de mi quiere pensar que todo se trata de una pesadilla.Sin embargo, en el momento en que mis ojos se abren lentamente, revelando el calabozo oscuro y húmedo siento que los ojos se me empañan y el dolor punzante en mi corazón regresa con fuerza.Pero me niego a perder la esperanza con Nick. Tiene que ser mentira, debe serlo. Él no me vendería, no lo haría. Las cadenas de plata alrededor de mis muñecas me causan un dolor constante, una tortura incesante. Intento moverme, pero el agotamiento y el peso de las cadenas me lo impiden. Mi garganta está seca y siento que el miedo vuelve a inundar mi mente al recordar la voz de Robert y la presencia ominosa del alfa oscuro.Giro la cabeza y veo a Marcus en la esquina de la celda, observándome con una mezcla de preocupación y resignación. Me esfuerzo por sentarme, ignorando el dolor que recorre mi cuerpo.—¿Cómo es
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63. Podríamos dominar el mundo
NicklausCada segundo que pasa sin saber nada de Penélope es un tormento. La noticia de que ella está embarazada debería haber sido un momento de alegría, pero en su lugar, me siento traicionado y furioso. ¿Cómo pudo no decírmelo? ¿Pensaba que no me importaría? ¡Es también mi bebé! La posibilidad de que se haya ido por su propia voluntad cruza por mi mente y se siente terriblemente doloroso, pero la descarto de inmediato. No puedo creer que Penélope me abandonara, estábamos pensando en el futuro, en lo que haríamos, pero otra vez pienso en que en ese futuro ella no me habló del embarazo…Lila ha tomado una muestra de mi sangre y sigue en medio de su pentagrama intentando localizarla, pero su expresión cada vez más frustrada y preocupada solo aumenta mi ansiedad. Blake, con su habitual calma, se mantiene a mi lado como una roca evitando que me derrumbe y aunque no lo digo, se lo agradezco.Entonces la mirada angustiada de la hechicera se levanta y queda fija en mi y puedo sentir como
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64. VOY A MATARLA
PenelopeLa impresión de ver a Anastasia después de todo este tiempo es algo para lo que no estoy preparada.Ni siquiera he pensado en ella desde que me secuestraron y verla ahí, luciendo su sonrisa cruel mientras me ve, es como una gran bofetada por ser tan ingenua y olvidar la maldad que habita en las personas.Sin embargo, algo que no he podido entender es cómo llegó mi madrastra a tener algo que ver con el alfa, o como siquiera pudo ella enterarse de mi secreto, mi padre y yo siempre mantuvimos las cosas en secreto.Pero aquí está…—Anastasia—digo en una exhalación y ella hace mucho más grande su sonrisa, consiguiendo que la piel se me ponga de gallina.—Oh, querida, pero mira nada más que bien escondida tenías esa carita—me dice y el tono maternal que usa hace que se me revuelva el estómago.—¿Me has echado de menos, querida?—No entiendo—digo saliendo de mi aturdimiento—No éramos nadie, no teníamos dinero,vivíamos en la zona más pobre de la manada, ¿Cómo es posible que estés aquí?
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65. Natasha
Las cosas se están complicando cada vez más y nosotros no estamos más cerca de encontrar a quién está detrás de todo esto. Ahora mismo me siento como un animal enjaulado mientras camino de un lado a otro de la habitación, esperando que Lila ayude a Samuel a despertarse. Al parecer, su cerebro está vuelto m****a de tanta magia que han estado usando en él.¿Cómo es posible que nadie se haya dado cuenta? Hay demasiadas preguntas sin respuesta, pero la única que me importa ahora mismo es: ¿dónde está Peaches? Estoy dispuesto a ir al mismo infierno para encontrarla.—Está despertando —las palabras de Lila me traen de regreso, y cuando me giro, veo a Samuel abriendo los ojos mientras se sostiene la cabeza—. Con cuidado, alfa, puede sentirse un poco mareado.Samuel se sienta y veo cómo su ceño se frunce cuando sus ojos se fijan en Lila y luego en nosotros. El desconcierto está claro en todo su rostro, y sinceramente, me preocupa cuánto puede estar afectando su cabeza esa magia.—¿Qué está pas
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66. ¡Voy a arrancarle la cabeza!
NicklausLa revelación de Samuel resuena en mis oídos como un eco sin fin. Natasha. ¿Cómo no lo vimos antes? Mi mente está nublada por una tormenta de emociones: traición, furia, desesperación. Una ola de furia y traición me consume, y cada fibra de mi ser arde con el deseo de destruirla.La rabia me nubla la vista, mis pensamientos se vuelven oscuros y violentos. Necesito confrontarla, arrancarle el corazón por lo que ha hecho.—¡Voy a arrancarle la cabeza! —grito, dispuesto a salir de inmediato a enfrentarla.Blake se interpone en mi camino, su expresión seria y llena de preocupación. —Nick, no puedes hacer esto. Debemos pensar primero.Su voz es un ancla que intenta mantenerme en el suelo, pero la furia que siento es demasiado poderosa.—¿Pensar? —espeté, mi voz llena de veneno—. ¡Esa m*****a ha estado jugando con nosotros todo este tiempo y tú me dices que debemos pensar!La rabia me consume y empiezo a destruir todo a mi alrededor. La habitación se convierte en un caos de mueble
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67. Motivación perfecta
PenelopeLas últimas horas han sido una completa tortura.Luego de que me lanzara sobre Anastasia y que la noticia de la m4ldita boda cayera sobre mí, he sido encerrada en esta habitación y siento que estoy a punto de enloquecer.No sé bien cuánto tiempo ha pasado, pero el agotamiento, debido al llanto y los gritos, está empezando a pasarme factura.No sé que hora es cuándo finalmente escucho lo que parecen ser pasos fuera de la puerta y de inmediato hago lo posible para ponerme a la defensiva cuándo la puerta se abre y el rostro del alfa Frederick aparece enfrente de mí.Está llevando esa sonrisa siniestra que ha tenido desde la primera vez que hablamos hace ya tanto tiempo.—Espero que esta habitación haya sido mucho más cómoda que el calabozo, cariño—me dice, cómo si estuviéramos hablando del clima y no me tuviera secuestrada.—Preferiría no tener que dormir en ninguna de las dos—le digo y sé que mi comentario no le ha gustado nada aunque siga sonriendo.Quiero golpearme por haber s
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68. ¡No lo hagas!
PenelopeEsto es cómo si acabara de despertar en medio de una pesadilla y todo estuviera pasando en cámara lenta a mi alrededor.Puedo ver como Robert toma a Marcus de la camisa y lo amarra en una silla al lado de todas esas mladit4as herramientas de tortura y sieto que la respiración se me ha quedado atorada en el pecho y la sangre ha abandonado del todo mi rostro.—¿Qué estás haciendo?—digo, e intento acercarme a Marcus, pero el alfa me sostiene con fuerza manteniéndome en mi lugar.—Ya te lo dijo mi padre—dice Rober con esa sonrisa espeluznante—Te estamos dando motivación, si no quieres modificar a nuestro invitado, me encargaré de hacerle unos arreglos al tuyo.NO. NO.NO...Esto está muy, muy mal. Lo último que quiero es que lastimen a Marcus, diosa, aún ni siquiera entiendo porque lo han traído conmigo, pero tampoco me imagino quitandole la humanidad a ese pobre chico. Porque eso es lo quieres que haga. Esas bestias queme atacaron en la manada de Samuel no parecían tener ningún l
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69. Salvar a Peaches
NicklausLa cabaña se siente pequeña debido a la tensión que hay en el ambiente. Sé que Blake no se ha separado de mi lado para evitar que le lance sobre Natasha y le arranque la cabeza.La verdad es que ganas no me faltan en absoluto, en especial mientras la escucho lloriquear sobre que la estamos culpando injustamente.—¡Están siendo injustos!—vuelve a gritar Natasha, mientras intenta zafarse de los amarres que el alfa Samuel le ha hecho con las cadenas de plata que usa para interrogatorios.—Ni siquiera tienen pruebas.—TE METISTE EN MI CABEZA—Grita Samuel desesperado—No necesito pruebas, lo recuerdo todo, ahora habla.El lugar está oscuro y el aire espeso con la urgencia de cada segundo que pasa sin saber dónde está Penélope. Natasha sigue atada a una silla en el centro de la habitación, su expresión una mezcla de miedo y desafío. Blake y Lila están a mi lado, mirándola con desconfianza.—No he hecho nada —dice Natasha, su voz temblando—. No sé de qué me están acusando. Soy inocen
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70. No está aquí
NicklausDespués de la revelación de Natasha todo pasa como un borrón frente a mis ojos mientras organizo todo para irme lo más rápido posible en busca de peaches.Y aunque esto es algo que quisiera hacer solo, en el instante en que Blake y Lila se colocan a mi lado se que no habrá manera de persuadirlos.—Alguien debe quedarse con Micka—le digo a Blake, porque ni loco voy a llevar al cachorro a nuestro plan suicida.—Samuel ha dicho que puede cuidarlo mientras vamos, no vas a convencerme de no ir, Nick.Tenso la quijada porque aunque sé que tiene razón y tengo más probabilidades yendo acompañado, no me termina de gustar la idea de dejar a Micka con desconocidos.—No se si eso me tranquiliza.Blake deja salir un suspiro y me mira con el ceño fruncido.—Si vas tu solo tienes más posibilidades de acabar muerto y Penny seguir secuestrada que si vamos todos.Una hora después ya estamos listos para irnos.Las puertas de la manada de Samuel están abiertas, y él me espera con una expresión se
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