—¡No sé atreva a acercarse!— le advirtió— ¡Solo le daré el niño a la señora Grace! —Por favor, Izan— Grace lo miró con angustia y dio los pasos que los separaban para interponerse en su camino, lo miró directamente a los ojos, sus bellos ojos color verdes reflejaban una angustia única.— Déjame hacer esto a mi modo, te lo pido. Si sigues presionandola no sabemos de lo que pueda ser capaz a causa del miedo, tiene a nuestro hijo, no juegues xon su vid sy su integridad, porque si algo le pasa a Dylan... no te lo perdonaré jamás — dijo muy segura de sus palabras— terminaré odiandote, mi amor. — susurró solo para ellos. —Pero, Grace... —Por favor, tu sabes de negocios, de hacer dinero, de mafias, armas y todo lo que quieras, Pero ésto se trata de una madre a otra. ¡Lo haré a mi manera! —Bien— asintió no muy convencido y aún menos complacido. Grace le agradeció y se giró hacia Nathalia. —Nathalie, todo está bien. Puedes darme a Dylan — el niño comenzó a llorar, como adviertiendo e
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