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Capítulo 131. (Extra: Tensión continua.)
Las semanas se fueron convirtiendo en meses llenos de nuevos retos para una mujer embarazada con cambios en la sensibilidad de su cuerpo. Cambios que también podía percibir su esposo, quien con ciertas molestias no podía tolerar los aromas que nadie más sentía tan fuertes, pero al ver su semblante no tenían más alternativa que alejar la fuente de su molestia. Si los Crown eran estrictos para el cuidado de Génesis, incrementaron luego de saber que eran dos y no uno; para los Blackwood eso no cambió. Mörder se dispusieron específicamente para brindar la protección de los herederos de dos legados. Bastian jamás creyó que algo lo volvería a emocionar como la llegada de sus hijos. Su corazón no era algo dejara libres las emociones pocas vistas por alguien fuera de su familia. Samara celebró por medio del teléfono cuando la noticia llegó a sus oídos. Para Evelyn no fue diferente. Ella y su hija decidieron viajar y los días que estuvieron con Génesis en New York, los regalos no faltaron.
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Epílogo.
—Los rumores plantean una reunión con el señor Pembroke. ¿Retoma una amistad con él, luego de los incidentes que tuvieron? Porque es el menor de los rumores que rondan por ahí —comentó el periodista, dirigiéndose a la mujer de vestido marrón y vientre abultado. Las cámaras enfocaron su sonrisa, mientras su esposo se mostraba indiferente hacia la pregunta.Aunque sólo Génesis podía saber cuánto le molestaba que ese apellido volviera a mencionarse.—Te seré sincera —respondió con humor—. Ni siquiera tenía conocimiento de que el señor Ever Pembroke se encontraba en ese sitio. Fue una desafortunada casualidad.El periodista colocó las tarjetas sobre la mesa, buscando provocar una reacción.—Él afirmó que podría haber una bonita amistad entre ustedes. ¿Qué opina usted sobre eso, señor Crown?El periodista sabía que podía obtener una buena entrevista si hacía preguntas al hombre que tachaban de celoso extremo.—No me conciernen en absoluto las afirmaciones que haga Pembroke —dijo Anthony, c
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Extra: Inesperados.
La luz del amanecer se filtraba suavemente a través de las cortinas de la habitación, iluminando el rostro de Génesis. Ella arrugó la cara, buscando a su lado ese torso que siempre la acompañaba por las mañanas, aunque en ese momento no lo encontró. Abrió los ojos rápidamente, notando que no se encontraba en la habitación, las cortinas se habían abierto ligeramente y el móvil estaba en la mesita de noche, por lo que no salió por trabajo. Sacudió su cabello yendo directamente a la habitación donde estaba convencida que lo hallaría. Y no se equivocó. Ahí se encontraba su esposo con la bebé en su brazo, mientras con la otra mano sostenía el biberón de su hijo. Tenía solo dos meses y medio y ya lo hacían maniobrar para darles atención a ambos. —Braulio tenía hambre y Linneth no quería su biberón, pero tampoco en su cuna. —exhaló. —Solo así se calmaron ambos. —¿Dónde quedó el “Aquí no estamos para complacer a nadie"? —se rió de él al verlo no descuidar a ninguno, después que a solo dí
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Extra: Sentimiento Indomable.
Tres años después... En un sitio alejado del resto del mundo, con inexistente contacto con el mundo y la privacidad suficiente para hacerlo tener paz y tranquilidad por fin, luego de interminables meses llenos de trabajo, se encontraba Génesis sentada en una roca, mientras veía la cascada frente a sus ojos. La camisa seca cubría su cuerpo, brindando un poco de calor luego de haber estado durante varios minutos dentro del agua, algo que ahora solo se dedicaba a ver, pues logró que esa atención de sus hijos se fuera con su padre. Por lo que ver a Anthony ocupado, tratando de seguirle el paso a dos terremotos era motivo para ser espectadora. Linneth por lo visto se dedicaba a crear desafíos para poner a prueba la respuesta de su padre, quien debía lograr distraerla con alguna otra cosa, pues lograba que este no le quitara los ojos de encima en ningún momento. Linneth a sus 3 años era una niña con una energía contagiosa y una curiosidad insaciable. Todo lo que quería saber lo pregun
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