—Hum. Asentí pensativa y le hice una pregunta bastante cruel con sonrisa: —¿Y si ella te arrebate tus cosas?Ante eso, Mónica seguía sin entender nada, pero Ania ya se sentía culpable.Cambió de color drásticamente y trató de disimular su nerviosismo. Luego, alzó la voz: —¡Delia! ¿Qué pretendes hacer? ¿Ahora no solo quieres quitarme a Marc, sino también sembrar la discordia entre yo y mamá? Mami, ¡vámonos de aquí!Mientras hablaba, jaló a Mónica, con miedo de que yo le dijera algo más.Mónica no se quiso ir, se puso delante de ella para protegerla, se irguió y en sus ojos había desprecio y desdén.—Mi hija tiene razón, no vas a poder separarnos. Sé que tú te creciste sin padre ni madre. Aunque Carlos y yo nos casamos en segundas nupcias, él quiere tanto a Ania como yo. Ella ha tenido un hogar cálido y armonioso desde pequeña. Al fin y al cabo, tú, siendo una huérfana, debes de envidiar mucho a Ania, ¿verdad?—Sí, es cierto —asentí sin compromiso y con intención le dije. —Mi suegro d
Leer más