Ella abrió la puerta del carro y, con gran esfuerzo, logró salir. El humo blanco que salía del carro la hizo toser sin parar.Una vez, Marina vio a Sergio inconsciente en el asiento del conductor, con sangre en la sien y algunas laceraciones en su cuerpo.—¡Sergio! —exclamó Marina un poco angustiada, corrió hacia él y abrió la puerta del carro , tratando de sacarlo lo más rápido posible.—¡Sergio, despierta! ¡Despierta! —le suplicaba mientras miraba a su alrededor, dándose cuenta de que no había nadie más cerca, solo los dos carros chocados. De reojo, vio que del carro de Sergio comenzaba a filtrarse gasolina en gran cantidad, y una enorme sensación de miedo la invadió por completo. Sacudió con fuerza los hombros de Sergio con urgencia: —¡Sergio! ¡Levántate tan rápido como puedas, Sergio!El hombre arrugó un poco el ceño y, con gran dificultad, abrió los ojos para ver a Marina con una expresión preocupada frente a él. Su memoria estaba algo borrosa, pero sentía que esa cara le result
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