Me vestí con las batas hospitalarias y pase a mirarla, estaba ahí conectada a esos tubos, y ese sonido, que se mantuvo en mis oídos por mucho tiempo, al igual que sus palabras temblorosa que me fijo por último vez.— Jórdan, mi amor, gracias por tanta felicidad, perdóname por todo el tiempo perdido.— Ni hables mi amor, no te canses, ya habrá tiempo para hablar.— No me queda mucho tiempo, te dejo lo más preciado de mi, mis hijas nuestras hijas cuida las, nunca les digas de su padre, deja que sea el destino, y la vida que los junte, pero no tu, son tuyas tus hijas y un padre no entrega a sus hijas. Prometelo.— Te lo prometo cariño, la vida se encargará de unirlos, de mi boca no sabrán nada. Pero ya no te canses, tienes que estar bien, saldrás de aquí, y juntos llevaremos a nuestras hijas a casa, cuidaremos de ellas, tu rezaras cada noche por su bienestar y yo estaré ahí contigo mientras lo haces yo escucharé, por qué no se rezar, pero tú lo harás, estarás ahí para cuando despierten p
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