—¡No lo olvidaré!Sin embargo, a la mañana siguiente, allí estaba Ellen nuevamente, puntual, con el desayuno en la puerta de mi casa.—Ellen... —le dije con un tono de voz cargado de resignación, alargando la última sílaba como una especie de queja afectuosa.—Creo que la edad ya me está afectando, se me olvidan las cosas. Hoy, después de terminar mis tareas, voy a ver a un médico —dijo Ellen con un toque de preocupación en su voz.¡Realmente lo había olvidado!De inmediato, traté de tranquilizarla: —No te preocupes, Ellen. Justo hoy no había desayunado.Es común que, con la edad, se olviden algunas cosas, pero también es importante ir al médico para descartar cualquier problema de salud que esté afectando la memoria. —Hoy tengo mucho trabajo y no podré acompañarte al hospital, pero si necesitas algo, no dudes en llamarme —le dije.—Solo es una consulta rápida, no te preocupes por mí. Tú concéntrate en el trabajo —me apuró Ellen—. Ya es tarde, ve a desayunar antes de que se te haga más
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