Mariza les mirò con rabia, estaba a punto de estallar, no podía más, sentía el corazón roto otra vez, sin embargo, vieron como Jorge se alejaba de esa mujer, empujándola con fuerza, por lo que Eva casi caía al suelo.—¡¿Qué te pasa?! ¡No vuelvas a besarme! —reclamóMariza y las mujeres escucharon eso a la perfección, ella sonriò, se acercò lento hacia ellos.—Eva, ¡ay, Eva! Lo siento mucho, pero, si vas robando besos a maridos ajenos, vas a vivir muchos rechazos, querida.La mujer la mirò con rabia.Jorge estaba asustado, miraba a Mariza, deseando que no pensara lo peor de èl.Eva se fue casi maldiciendo, mientras Mariza sonreía.—¿Qué era lo que decías, Silvia, sobre que mi marido no había cambiado y me engañaba?Los ojos de Jorge se volvieron feroces contra la mujer.—Ese consejo deberías dárselo a Enrique, ¿no fue èl quien engañó a la pobre Valeria, cuando aún vivía? —exclamó Jorge.Èl tomó la mano de Mariza y ambos fueron a la mansión por Luca.Apenas entraron, ella soltó su m
Leer más