Ante las palabras de Alastor, esta vez, todos los presentes intercambiaron miradas confundidas, por lo que, tras soltar un suspiro, el alfa comenzó a relatarles su historia.Mientras su padre hablaba, Anna agachó la cabeza y bajó sus manos de la mesa para colocarlas sobre sus piernas cerrándolas fuertemente en un puño.Había escuchado aquella historia tantas veces, y, sin embargo, esta aún seguía provocándole náuseas e irritación, sin embargo, en esta ocasión, había algo diferente.Su odio y su ira, ya no se dividía en tres personas, ahora, solo estaba centrada en dos, sobre todo, en la que ella estaba convencida era la mente maestra, Arioch Nicolaou.― ¡Señorita Anna! ―exclamó Mirabella poniéndose de pie rápidamente para poder acercarse a ellaConfundida, Anna dirigió su mirada hacia Mirabella, sin embargo, no pudo evitar sisear de dolor cuando la chica tomó su mano izquierda y la forzó a abrirla.Con sorpresa, Anna notó que, del enojo, había clavado sus garras en su mano, y al parec
Leer más