La cita con Simón estuvo increíble, mejor de lo que había imaginado. Nunca antes había saltado en parapente y, mucho menos, de noche. La experiencia fue alucinante. Mientras estaba en el aire, viendo toda la ciudad iluminada como un mapa de estrellas, me sentí verdaderamente libre. En esos momentos, con el viento acariciándome y la adrenalina recorriendo mis venas, olvidé todas mis preocupaciones. No había más problemas ni tensiones, solo existíamos Simón y yo, flotando en la inmensidad de la noche. Creo que, por primera vez en mucho tiempo, había sido feliz de verdad, sin reservas ni sombras.Cuando Simón me dejó en mi departamento, no pasó mucho tiempo antes de que me enviara un mensaje. Al abrirlo, descubrí que me había mandado una canción que quería que escuchara, diciendo que le recordaba a mí. Con curiosidad y una sonrisa en los labios, le di play a la canción. La melodía comenzó a llenar la habitación, envolviéndome con sus notas suaves y emotivas. Decidí seguir su consejo y es
Leer más