Luis no pudo evitar frotarse los ojos, luego su expresión cambió drásticamente.Nunca siquiera imaginó que la persona de la que Carlos hablaba, el que había golpeado, era nada menos que a Juan.Debes saber muy bien, Juan es su señor, no solo eso, si Juan hubiera asesinado a Luis, Luis no se habría resistido.En ese momento, Juan, con una mano en el bolsillo, lo miraba con una sonrisa bastante burlona y dijo: —Tú eres Luis, ¿verdad? Fui yo quien lo golpeó. Lo que quieras hacer conmigo, lo acepto.Luis, al escuchar esto, se sintió extremadamente indefenso.¿Matarte? ¡No bromees! Aunque fuera muy valiente, jamás me atrevería a hacerte daño.Luis se secó el sudor en completo secreto, y con la mayor reverencia dijo: —Señor.De repente, Daniel se apresuró a ponerse directamente frente a Juan, con el corazón en la mano, dijo: —Luis, las cosas no son como dicen, por favor, déjeme explicarle.Laura, muy asustada, no pudo evitar decir: —Papá.Luis ya los estaba dejando ir, lo cual era una gran s
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