Ese día el sol brillaba con intensidad en el firmamento. Era como si todo se hubiera preparado para ese día tan feliz para las dos familias, ya que por fin la boda se hacía presente.Lara y Anastasia habían pasado la noche en el hotel, donde se llevaría a cabo la ceremonia, ya que no debían dormir junto con sus futuros maridos. Ellos lo habían hecho en la Villa Kovacs, junto con el resto de los hombres de la familia, mientras que los niños estaban en compañía de sus madres, como era de esperarse.Desde temprano había comenzado el ajetreo de la boda. Ellas debían ser preparadas como las dos princesas que eran para toda la familia.Las maquiladoras, y estilistas habían comenzado su arduo trabajo. Debían preparar a las dos novias, y al resto de las mujeres que estaban allí. Ellas estaban ansiosas, nerviosas y un poco desesperadas porque ese día, que tanto desearon, pero que nunca creyeron posible había llegado.Ellas siempre pensaron que su amor era prohibido. Primero porque ellos no las
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