FellAquel día en la noche Camelia me había estado sermoneando sobre las tareas que no había alcanzado a completar. Aunque de forma comprensiva me había dicho que me ayudaría. No era fácil adaptarse a una vida sin una mano menos.Mi mano izquierda nunca fue la más hábil entre las dos, aun así, era como volver a vivir y adaptarme a todo.Por otro lado, Alice no le veía el problema. Solo decía que estaba siendo dramático, y se burlaba de mí.Era extraño que los tres fuéramos hermanos y pudiéramos ser tan diferentes los unos de los otros.-Ya cállense. De verdad. Me dan dolor de cabeza.- mi bolígrafo voló a mi frente.Aun sentado en mi escritorio seguía redactando las cartas y los acuerdos. Y Camelia ya me había traído mi merienda, aun cuando ya le he dicho que no tiene porque hacer eso. Tiene complejo de mama desde que la nuestra nos dejó. No la culpo, he visto a Camelia como una madre desde que era muy pequeño. Me da un poco de vergüenza admitir que casi no recuerdo a nuestra verdadera
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