Sebastián se mordió de repente el labio, obligándose a recuperarse del palpitar de su corazón en ese momento.Al ver a Sofía llorando frente a él, su corazón se hundió al instante.Sofía, nerviosa por su mirada, sollozó: —Sebastián, por favor, ayúdame por nuestra larga amistad desde la infancia. No quiero ir a la cárcel.¿Nuestra larga amistad desde la infancia?Los pensamientos de Sebastián se remontaron directamente a su infancia.En ese entonces, su padre acababa de fallecer y regresó a su pueblo natal para el funeral.Salió corriendo despavorido del funeral y, sin querer, tropezó y se lastimó las manos y las rodillas, dejando grandes rastros de sangre.Pero en ese momento, no quería volver, simplemente caminaba sin rumbo.—¡Estás herido!Una niña que pasaba, vestida con un traje de princesa rosa, lo miró y exclamó sorprendida.Ella no se asustó por su aspecto desaliñado, sino que corrió directo hacia él y lo agarró diciendo: —Amigo, ¿te duele mucho?Sebastián apartó su mano.La niñ
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