Capítulo 61
Sebastián se mordió de repente el labio, obligándose a recuperarse del palpitar de su corazón en ese momento.

Al ver a Sofía llorando frente a él, su corazón se hundió al instante.

Sofía, nerviosa por su mirada, sollozó: —Sebastián, por favor, ayúdame por nuestra larga amistad desde la infancia. No quiero ir a la cárcel.

¿Nuestra larga amistad desde la infancia?

Los pensamientos de Sebastián se remontaron directamente a su infancia.

En ese entonces, su padre acababa de fallecer y regresó a su pueblo natal para el funeral.

Salió corriendo despavorido del funeral y, sin querer, tropezó y se lastimó las manos y las rodillas, dejando grandes rastros de sangre.

Pero en ese momento, no quería volver, simplemente caminaba sin rumbo.

—¡Estás herido!

Una niña que pasaba, vestida con un traje de princesa rosa, lo miró y exclamó sorprendida.

Ella no se asustó por su aspecto desaliñado, sino que corrió directo hacia él y lo agarró diciendo: —Amigo, ¿te duele mucho?

Sebastián apartó su mano.

La niñ
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