Cuando Daniela volvió a despertar, estaba en la sala de hospital. La blancura del lugar le resultaba un tanto deslumbrante y le tomó un buen tiempo acostumbrarse. Al pensar de repente en el bebe que estaba en su vientre, se incorporó bruscamente, tirando de los tubos a su lado.—¡Mi bebé! —Emilia, que estaba durmiendo en la cama cercana, se sobresaltó al instante. —Daniela, ¡por fin despiertas! ¿Sientes algo algún dolor? —Daniela apretó fuertemente su mano. —Emilia, ¿el bebé está bien? —Su tono pasó de ansioso a incierto, con un fuerte toque de miedo.—El bebé está bien. No te preocupes. —Daniela finalmente respiró aliviada y se recostó lentamente.Antes de que pudiera preguntar algo más, Sebastián entró en ese momento con Fernanda.—Daniela, querida, por fin despiertas, — dijo Sebastián.Fernanda tenía los ojos rojos, obviamente había llorado inconsolable en el camino.Ella detuvo el intento de levantarse de Daniela y sostuvo su mano sin soltarla. —Has salvado a Luciana
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