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Todos los capítulos de Los Hijos del Griego: Capítulo 41 - Capítulo 50
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41.Te mueres por ella
Capítulo cuarenta y uno: Te mueres por ella ‘¡Malditą fuera su suerte!’, se lamentó Thalia.Athos no podía imaginar que su hermano les observaba desde la ventana apretando los puños con enfado y menos aún que se puso tenso cuando oyó el tonteo de él con su mujer. Para Praxis también fue una ingrata sorpresa sentir esos celos arrasadores por ella y se quedó pendiente de la respuesta de Thalia para saber a que atenerse pero al final esta le dio la sorpresas de sentir que le encantó oírla repudiar a su hermano. Pero cuando llegaron al punto de interés de Athos, él se enfureció otra vez a un nivel distinto y mucho mayor, parecía ser que su linda mujer tenía la capacidad de hacerle perder los nervios cada dos por tres. Sintió con dolor que Thalia podía estar jugando con él de alguna manera y pretendiendo engañarlo cosa que se negaba a creer pero también a no hacerlo, siempre le rompía los esquemas, salía por algun sitio que no esperaba y aquello era demasiado. Si no fuera porque él mismo
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42.El monstruo que pretendes ser
Capítulo cuarenta y dos: El monstruo que pretendes ser Esa noche, Thalia llevaba el vestido rosa. Sí, esa cosa vaporosa que parecía flotar a su alrededor. Tenía el pelo con reflejos castaños recogido en un elegante moño y una tiara sobre la cabeza.Era extraño y, sin embargo, familiar al mismo tiempo. Aquella había sido su vida una vez. Fiestas, preciosos vestidos, tiaras. Había sido la heredera de la fortuna Dixon (su familia materna), pero solo había experimentado la distancia de la sociedad elitista, sus peligros, y ninguno de sus beneficios.Aquello era diferente. Esa noche estaría con su marido y los amigos de su marido, no sería la heredera, sino la esposa de Praxis Stratos, el hombre más poderoso, envidiado y temido de Grecia y Londres, sería parte de algo. Esa noche, se anunciaría ante los medios que Praxis y ella estaban casados.Y aunque sentía los nervios a flor de piel ,no tenía miedo… Por qué lo amaba de verdad. Lo amaba tanto que en cinco años no lo había podido olvidar
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43.Porque te amo
Capítulo cuarenta y tres: Porque te amo, esa es la verdad.Ante aquella afirmación Praxis no dijo nada no dijo nada y eso a Thalia la molestó. Se había olvidado de todo estando sola con él, pero una vez de vuelta en público Praxis parecía diferente.Se sentó a su lado, con Athos a su derecha. La cena fue maravillosa, pero sus compañeros de mesa charlaban sobre cosas que no entendía y se volvió hacia la mujer de un ministro tratando de entablar conversación.—¿Te ha gustado la cena? —seguramente era absurdo preguntarle eso precisamente a la anfitriona del palacio, que habría planeado o al menos aprobado el menú, pero no tenía costumbre de hablar con otras mujeres. No había tenido muchas amigas en su vida. —Sí, mucho —respondió la mujer.—Todo está precioso. Hacía muchos años que no celebraba la Navidad así en grupo, pero creo que nunca había visto algo así.No había querido recordar porque era doloroso. Algo más que añadir a ese vacío de su corazón. Otra cosa que añoraba de su infanci
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44.Empecemos de nuevo
Capítulo cuarenta y cuatro: Empecemos de nuevo Thalia no sabía qué la había poseído para hacer tal confesión. Y, sin embargo, no se la había podido guardar. Amaba a Praxis Stratos, su cruel marido y quería que él lo supiera, quería jugarse todas sus cartas y asegurarse de que no había nada que hacer para arreglar las cosas entre ellos antes de tomar la drástica decisión de marcharse. Quería darle una oportunidad a Praxis, a su matrimonio, darse una oportunidad a sí misma y a su propia felicidad.¿Creería Praxis que alguien podía amarlo? No, seguramente no, porque él no se quería a sí mismo. Por eso le decía lo perverso que era, por eso siempre trataba de darle a entender que no había nada bueno en él.No podía quererse a sí mismo, pero ella lo haría por él.Aquel era su destino, más que ser una esposa florero, más que estar destinada a una vida de superficialidades y al matrimonio con un hombre poderoso y despiadado. Estaba destinada a ser una mujer que amaba a un hombre y a darle el
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45.Corazón aplastado
Capítulo cuarenta y cinco: Corazón aplastado —Empecemos de nuevo juntos, Praxis. Más amor y menos odio. ¿Qué dices?—Necesito una copa —Praxis la soltó para alejarse de la pista de baile, dejando a Thalía sola, con el corazón latiéndole aceleradamente en el pecho.Lo había estropeado. No entendía cómo o por qué, solo sabía que así era. Habría dado cualquier cosa por oírle decir que la quería. Había pensado que sentía lo mismo que ella.Tal vez estar sola era mejor en muchos sentidos. Si estuviera sola no tendría que enfrentarse a aquel dolor. Sin embargo, se sentía como si se estuviera derrumbando.En ese momento estaban sirviendo el postre en la mesa que Praxis y ella habían abandonado y Thalía decidió volver a sentarse.Le daría un tiempo y luego, cuando se hubiera calmado, iría a buscarlo.Praxis no podía respirar. No podía pensar. Thalia no podía amarlo, era imposible. Durante un segundo había querido creer que era verdad. Una mujer que lo adorase, que pensara que era una buena p
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46.Digno de amor
Capítulo cuarenta y seis: Digno de amor Un grito escapó de la garganta de Thalia y ella se cubrió la boca con la mano. La rubia dio un respingo, como si se hubiera quemado, y Praxis levantó la cabeza en un gesto perezoso, lacónico, enarcando una ceja.—Thalia, esposa mía —su marido pronunció su nombre como si no estuviera sorprendido. Como si no lo lamentase—. No te estaba esperando.—Es evidente —dijo ella, con la voz vibrando de rabia.—Estaba un poco aburrido en la fiesta.—¿Eso es lo que haces cuando te aburres en una fiesta? ¿Venir aquí para fornicar con cualquier zorra contra la pared?—No te pongas dramática. No estaba haciendo nada… aún.La rubia carraspeó con expresión irritada.—Yo no quiero dramas. Solo quería un poco de diversión con el señor Praxis Stratos.—Pues lo siento —dijo Thalia, que no lo sentía en absoluto—. Este señor viene acompañado de mucho drama. Y ese drama soy yo.—Pues entonces me voy —la mujer se apartó y, cuando pasó a su lado, Thalia vio que se le hab
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47.No te perdonaré
Capítulo cuarenta y siete: No te perdonaré—Eres un mentiroso —Thalia gritó rabiosa y desgarrada.—¡No! —rugió Praxis—. Es más que eso. Al final, lo hago todo a propósito.—¿Qué? Praxis no…—Traté durante años de ser una buena persona, pero no servía de nada. Así que dejé de intentarlo. Hice todo lo posible por ejercer mi tiranía sobre los demás hasta que ya no había redención posible y el mundo entero no podía dejar de tenerme miedo. Ese es el hombre que soy ahora, el que se deja llevar por el odio y el egoísmo sin pensar en nada más. Me alegré de perder a mi madre porque eso significaba que no quedaba nadie para quien intentarlo siquiera. Podía hundirme en la más profunda depravación. Puedes odiarme con todas tus fuerzas si quieres, pero yo nunca te querré. Y nunca podrás estar segura de mi fidelidad. ¿Cómo vas a estarlo cuando yo mismo no lo estoy? ¿Cuando jamás trataré ni siquiera de resistirme a mis deseos? No lo he hecho por nadie nunca y no lo voy a hacer por ti.—Yo estoy atra
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48.El plan perfecto
Capítulo cuarenta y ocho: El plan perfecto Todo el camino de regreso Thalia trató de contener sus lágrimas y terminó por conseguirlo. Ella era la clase de mujer que tenía un fuerte instinto de supervivencia y si antes había tratado de hacer de todo por su familia, después por el bien de sus hijos y por último por salvar su matrimonio, ese era el momento de hacer todo por ella misma. El hombre al que tanta humillación le había regalado, ahora debería ver el otro lado de sus monedas. Ya no volvería a tener la misma esposa servil y apasionada que había sido ella, tampoco jugaría a sus maniobras sociales ni mucho menos le serviría de escudo ante el mundo en el que pisaba con pie de plomo, ella se iría y le dejaría justo lo que había pedido: libre albedrío. Si él no quería ser amado ella no quería ser ultrajada nunca más. Y detrás de todo aquello se preguntó: ¿Por qué el chófer la había dejado ir sin avisar a su marido? También se supo responder y llegó a la conclusión dolorosa de
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49.La huída de la esposa
Capítulo cuarenta y nueve: La huída de la esposa Praxis no dejaba de dar vueltas sobre su propio eje como un poseso completamente loco. —¡Soy un tremendo imbécil! Mientras había dejado escapar a su mujer esas eran las palabras que se repetía una y otra vez, porque sabía sin asomo de dudas que eran reales. Él estaba loco por ella. Si bien no iba a aceptar nada más que eso, no estaba dispuesto a engañarla más que nada porque no le apetecía. Con ella se sentía lleno, por primera vez sentía que podía pertenecer a alguien y al final de todo se había llenado de miedo y echado por tierra todo lo verdadero para sostener un reverendo engaño. —¿Podemos seguir donde lo dejamos? Se dió la vuelta encontrándose a la rubia dispuesta a saciar sus apetitos pero ella no sabia que ya no tenia ninguno, que hace tiempo estaba bien servido. —Podemos hacer dos cosas —propuso él protegiéndose y protegiendo a su mujer—. La primera te callas y olvidas esto que ha pasado recibiendo una comprensiv
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50.Más hombre que tú
Capítulo cincuenta: Más hombre que tú Aquella noche Thalia odavía podía sentir el corazón latiéndole en la boca, por lo que comió sin ganas y también para no trastocar más a sus pobres hijos.Se sentía culpable (aunque no sabía de qué o por qué), irritada (aunque no debería, no era su culpa), confusa (aunque su decisión estuviera tomada)... Un montón de emociones se acumulaban en su interior sin parar y no sabía cuál era peor.«A este paso terminaré volviéndome loca», pensó.¿Por qué se sentía de ese modo? No tenía más que concretar el divorcio con Praxis para ser libre por fin de todas sus ataduras al pasado. A él jamás le habían importado los sentimientos de ella.Llevada por el cansancio y la tensión de todo el día, Thalia decidió irse a la cama temprano ya que sus hijos habían hecho lo mismo. Por el momento, los mellizos creían que estaban de paseo en España con mamá y que su padre tenía mucho trabajo como para acompañarlos.Thalia se lamentó de no tener un camisón y al final se
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