Una semana después.El funeral de Silvio fue bastante emotivo, demasiado para un traidor como él, y me molestaba muchísimo, ya que mi familia ni siquiera pudo tener uno.— ¿Estás bien? — me preguntó Fabien, que estaba a mi lado.— Ni siquiera sé dónde están sepultados mi padre y hermanos — le dije con un nudo en la garganta.Fabien me acercó a él, yo oculté mi cara en su pecho y lloré, yo ni siquiera había tenido tiempo de llorar su partida, me habían arrebatado todo eso. Fabien me apartó, me tomó de la mano y me arrastró con él, yo caminé a su lado mientras todos allí nos quedaban viendo, Fabien y yo caminamos por un par de minutos, hasta que nos detuvimos.— Se merecían tener cristiana sepultura — me dijo Fabien.Yo miré las tumbas a mis pies y caí de rodillas en el césped, me abracé con fuerza y seguí llorando.— Si pudiera devolver el tiempo, te juro que cambiaría tantas cosas. Perdón, Carolina, perdón por haberte arrebatado a tu familia — me dijo él.Yo levanté la vista y lo qued
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