La tensión se había apoderado de todo el lugar, esto le encantaba al viejo Harrison, ser el centro de atención, y esta vez, no sería la excepción, todos los presentes esperaban expectantes el desarrollo de este embrollo familiar.—Ryan, hijo mío, por supuesto que no, mi decisión la sabrás cuando llegue el momento justo.— respondió el viejo Paul, sosteniendo su bastón con ambas manos, sonriendo, disfrutando el momento, que como él sabía, serían de los últimos de su vida.—Tío, bienvenido a mi casa, creí que…— dijo Mike, acercándose a su tío, su contrincante, quien siempre llevaba una mirada retadora, pero justo en ese momento, se oyó un gran murmuro en el salón.Amelia había aparecido al fin, estaba excepcionalmente hermosa y esto provocó que todos se quedaran viéndola fijamente, incluyendo, por supuesto, a Ryan. Éste último se quedó boquiabierto, figurativamente, dado que podía controlar muy bien sus expresiones. Ver a la mujer que lo volvió loco en ese vestido negro, ajustado,
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