Paola miró sus labios, la estaba alentando hacer algo que era prohibido, ¿de verdad era prohibido sus labios? Sabía que solo en su cabeza era así, ya no podía negar lo atraída que se sentía por él, que por años nunca pudo olvidar, él abrió los ojos azules, a pesar de la oscuridad, podía distinguir que la miraba con amor, con anheló.Desvió la mirada, para que no viera el mismo deseó que sentía por él, sentía su respiración en su cara, respiró su aliento, era una mezcla dulce. —Bésame Paola— no era una orden, sino una súplica que ya no pudo resistir.El beso fue fresco y dulce, se aferró a su cuerpo, eran tantos años de soñar con ese momento que el beso fue ganando rápidamente intensidad. Ella sintió el movimiento urgente de su lengua, como si él estuviera tratando de reunir todo lo que podía de su gusto antes de que lo detuviera. Él la acercó más a ella, y ella no pudo evitar rendirse, dejando caer su cabeza contra su brazo de apoyo. Esta era la verdad que su cuerpo no podía ocultar,
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