Muy para su pesar, Rebecca se vio obligada a hacer el viaje de regreso hacia la cabaña en el mismo coche de Liam, al estar tan alejada no pudo conseguir ningún taxi, así que se embarcó en el más incómodo viaje de vuelta.No se escuchó ni una sola voz en el trayecto, ni siquiera una suave melodía de alguna canción en el auto, solo el rugido del motor acelerando.Al llegar, ella no esperó a nada, se bajó y fue directamente hacia su habitación, dispuesta a darse un baño de agua caliente que la relajara un poco. Mientras el agua se escurría por su cuerpo, escuchó el llamado a su puerta, unos nudillos tocando bajo pero de forma firme en la madera. —Rebecca, necesitamos hablar, acabo de acostar a Maya, ábreme por favor, no podemos dejar las cosas así —el sonido de los nudillos se escuchó par de veces más, pero se rindieron ante el silencio de ella.“No pienso caer en sus mentiras pantanosas ni una sola vez más. Dejó su posición bien clara, no fui más que una pequeña distracción para él.
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