Quería amanecer con ella, no lo hizo muchas veces, pero le encantaba sentir su presencia en la almohada.Quería guardar en su alma cada momento que vivían juntos.La penetró sin poder contenerse, Mora lo había extrañado demasiado y al sentirlo, tan apasionado, llegó al delirio en unos minutos.-Te amo, nena, te amo.-Síii, yo también, te amo, te amo.Ella tampoco pensaba, solo decía lo que sentía.Piero la miró, temblaba tanto como ella y al escuchar que le decía que lo amaba, fue el mimo que estaba necesitando.Inmediatamente, comenzó a bombear como un loco, apretando los pechos de Mora y besando no sabía que parte de su cuerpo, todo era exquisito.Luego de tener el orgasmo más potente de su vida, y cuándo recuperó el aliento, se dio cuenta que no fue cuidadoso, hacía tanto que estaba imaginando tenerla, que en él, solo existía su costado animal, ese que despertaba Mora, como nadie más lo había despertado.-¿Fui muy brusco?Le preguntó, no podía agregar nada más a sus palabras.-No,
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