Nunca me había sentido tan desnuda frente a un hombre, tan expuesta ante él, tan nerviosa, no es muy normal en mí; así es como me siento justo ahora en el auto de Aiden con su música puesta en la radio, sus brazos fuertes tomando el volante y el aire acondicionado haciendo que los vellos de cada parte de mi cuerpo se alcen al unísono.—Si quieres puedo apagar el aire acondicionado, te ves un poco…. Helada —es lo primero que dice Aiden desde que accedí a subirme en su auto.Tal vez es una estupidez llevarlo hasta mi casa, sin embargo, al recordar que su matón ya sabe exactamente donde vivo, quien es mi madre y absolutamente todo de mí, ya no puedo hacer, ya no puedo ocultarme, solo aprender a jugar su juego y… me está gustando.—No es necesario, si quieres dejarlo encendido, puedes hacerlo —contesto metiendo mis manos entre mis piernas. Él lo nota y ladea una sonrisa intentando evitar reírse.—Creo que, si te estás helando, querida Victoria —me contesta alejando su mano del volante y a
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