CAPÍTULO 53: EMBOSCADAMaxwellHannah Carpenter es la mujer de mi vida y de eso no tengo ninguna duda. Ella niega y reniega y se esfuerza demasiado en hacerme creer que me odia, pero yo sé muy bien que no es así. Sé que Hannah sigue muriéndose por mí, su cuerpo me lo dice, su respiración agitada y sus mejillas coloradas por la 3xcitación que le provoca mi cercanía.En este lugar encerrado y estrecho ella es toda mía. Nuestros labios están a punto de rozarse, ella quiere sucumbir a mi beso, a mis caricias, pienso que finalmente podré volver a hacerla mía, aunque sea en este lugar, no obstante, de pronto ella me empuja y vuelve a alejarse.Abre la puerta del depósito sin importarle si eso pone nuestra vida en riesgo y sale corriendo.—¡Hannah! ¡Espera! —le llamo, pero ella camina como un rayo intentando alejarse del lugar.Miro a nuestro alrededor para asegurarme de que nadie nos sigue, por suerte ya se han ido los maldit0s secuaces del lobo. Me metí en un enorme problema al desafiarlo,
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