CAPÍTULO 30: DESHACIENDOME DEL PROBLEMAClara BeaumontAl investigador le tomó poco tiempo encontrar a la mujercita esa. Cuando Maxwell me dijo que había estado en el hospital por un supuesto “dolor de vientre”, mis alarmas se dispararon. No podía quedarme de brazos cruzados, así que definitivamente, todo tenía que pasar por mis manos primero.—Señora Clara, la encontré —anuncia el hombre en la llamada telefónica.—¿Pudiste averiguar lo que te pedí?—Sí, me costó poder obtener esa información, esto le costará un extra, si me entiende.—Sí, sí, ya sabía eso. No me importa el monto, solo dime lo que quiero saber.—Primero gíreme a la cuenta, en tiempo real. Ya sabe cómo son estas cosas.Resoplo, esto me pasa por trabajar con muertos de hambre. Pongo la llamada en segundo plano mientras le hago el depósito de los cinco mil dólares que me pidió, solamente por darme ese dato. El desvío del resto de la información que deberá pasar primero por mí vale al menos diez mil dólares. Espero que Ma
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