CAPÍTULO 23: ¿QUÉ TENGO QUE HACER PARA QUE TE ALEJES?Clara BeaumontManipular a la insignificante nana de los niños fue cosa fácil. Hacer que llamase a Hannah y le inventara la mentira de que los pequeños querían verla también fue demasiado sencillo. La mujer me tiene miedo y por no perder su trabajo es capaz de traicionar a su querida señora.Me doy cuenta de la forma en la que habla de ella, incluso de sus patéticos intentos por defenderla. Por eso es más satisfactorio ver la cara de Hannah cuando me ve a mí en lugar de a la nana y los niños.Sé que Maxwell está como un loco buscándola, aunque no sé por qué si es obvio que no siente nada por ella. Pero, sea como sea, necesito sacarla del camino.—¿Tú? ¿Qué estás haciendo aquí? —me cuestiona con el ceño fruncido.—Quería hablar contigo, y esta era la única forma de conseguirlo.—Yo no tengo nada que hablar contigo —responde de manera cortante y da media vuelta con la intención de irse. De inmediato rodeo el banco y la detengo ponién
CAPÍTULO 24: ERES UNA HIPÓCRITAMaxwellLe he dado a Hannah su espacio, pero ya no más. Dejarme la carta de divorcio aquel día sobre el auto fue una osadía de su parte, pero ¿volverla a enviar con ese abogaducho de cuarta? Eso sí que es pasarse de la raya.—Señor Kingsley, por favor, colabore y firme el acuerdo de divorcio de una vez, así se evita una demanda mayor. Podría perder mucho.La cara de fanfarrón de este sujeto me saca de mis casillas. Me levanto de la silla empujando ligeramente el escritorio con las manos apretadas y mi cara enrojecida. Juro que estoy a dos segundos de golpear a este tipo.Trato de hacer todo el uso del poco autocontrol que tengo para no matarlo en este instante. ¿Venir a mi oficina en pleno día y hacerme este espectáculo? ¿Quién demonios se cree? Hannah dijo que había trabajado para mí, pero yo ni siquiera lo recuerdo.—¿Me estás amenazando, hijo de put4? ¡Retírate de mi oficina antes de que se me acabe la última gota de paciencia que me queda —advierto d
CAPÍTULO 25: TÚ ME EMPUJASTE A ESTOHoy no es un buen día. Los síntomas del embarazo han comenzado a manifestarse, aunque poco. Fui al obstetra en compañía de Kendra y al menos el médico me dio el alivio de saber que ya estaba mucho mejor. A penas tengo siete semanas, pero parece una eternidad desde que me enteré.No puedo creer que ya haya pasado un mes. Un mes desde que me fui de la casa de Maxwell. En todo ese tiempo ha intentado buscarme algunas veces, pero estos últimos días ha estado sorpresivamente callado.Aun así, mis preocupaciones no se van. El trabajo remoto no está funcionando. No estoy ganando lo suficiente y empiezo a sentir que mi presencia estorba en la casa de Kendra. Sé que es mi amiga y me ha dicho que eso no le importa, pero soy yo la que se siente incómoda. Necesito mi propio espacio.Mientras trato de comer un poco de la carne con pasta que me dejó, recibo una llamada de Landon. Le contesto enseguida con más entusiasmo del que debería.—¡Landon! ¡Hola!—Hola Han
CAPÍTULO 26: PUNTO DE NO RETORNOMe parece estar viviendo una pesadilla mientras llega la ambulancia que Maxwell llamó al 911. Kendra llega justo a tiempo para ayudarme, porque de otro modo, no sabría qué hacer.—¡¿Qué sucede aquí?! —pregunta con preocupación. Maxwell se queda tartamudo sin saber qué responder. Un par de paramédicos entran a la casa y me suben a una camilla al ver que yo no puedo desdoblarme del dolor. ¿Será que voy a perder a mi bebé? —Ella… de pronto se puso así, no lo sé —dice finalmente mientras sigue a la camilla.Kendra se interpone en medio en lo que me suben a la ambulancia.—Aléjate de ella, solo le haces daño —advierte.—¿Quién va a subir con la señorita en la ambulancia? —pregunta el paramédico.—¡Yo! —dice Kendra, adelantándose a Maxwell, pero eso no le impide seguir a la ambulancia en su auto.Mientras vamos dentro, mi amiga toma mi mano con fuerza.—¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué estaba haciendo ese tipo ahí?—Es una historia larga, pero por favor, no deje
CAPÍTULO 27: NADIE SABE LO QUE TIENE…MaxwellSoy un idiota. Por mi culpa a Hannah le dio un ataque de nervios y ahora está en el hospital y ni siquiera me deja estar a su lado. Estar en este lugar me trae malos recuerdos, cosas que preferiría dejar enterradas en mi oscuro pasado y no volver a pensar nunca más.No quiero alterarla, pero la incertidumbre de saber lo que le pasa me está matando. Sin poder hacer nada más, regreso a la mansión junto a los gemelos. Me saludan con entusiasmo cuando me ven llegar, pero yo a penas y puedo esbozar una sonrisa fingida. —¡Papá! ¿Qué tienes? —me pregunta Lucas después de cenar. —Nada, solo estoy cansado.—¡Oh! Isaac y yo queríamos jugar contigo a los superhéroes, ¿puedes? ¡por fis! ¡por fis! —insiste. No obstante, mi cabeza palpita de la migraña hecha un lío.—Niños, no molesten a su padre, ¿no ven que está cansado? Mejor vayan a dormirse, mañana tienen que estudiar —interviene Clara levantándose de la silla.—Pero, papá —protesta Isaac.—Ya o
CAPÍTULO 28: HASTA QUE LO PIERDEMaxwellTres maldit4s semanas. Ese es el tiempo que llevo esperando recibir noticias de Hannah, pero el investigador privado ha tenido problemas para encontrarla. Debo admitir que en parte ha sido mi culpa. Ahora mismo me doy cuenta de lo imbécil que fui con ella. ¿Cómo es posible que ni siquiera sepa dónde vive su familia en México? Todo lo que tengo son sus nombres completos y la certeza de que debe estar en ese país. Si no es ahí, ¿dónde más podría estar? La sola idea de pensar que tal vez se fue a otro lado y que nunca voy a poder encontrarla me carcome y me mata por dentro. No soy capaz de concentrarme en el trabajo como antes. Tengo horas sentado frente a la computadora intentando comprender un informe de los proveedores que surten a la fábrica de alimentos, pero no he podido ni pasar de la primera página. Agito el lapicero entre mis dedos de forma compulsiva. Todo esto me está enloqueciendo. Llevo días pensando en volver a mis antiguas andan
CAPÍTULO 29: UN NUEVO COMIENZOLa hermosa ciudad de Cancún se abre ante mí desde la ventanilla del avión. Es tan majestuosa como un paraíso, con sus playas de aguas cristalinas y la arena blanca. A pesar de que no estoy tan lejos de Miami como me gustaría, el mero hecho de encontrarme en otro país ya me hace sentir nuevos aires para mi vida.Tomé este vuelo con tan poca anticipación que apenas y le pude avisar a mi madre que llegaría en las horas tempranas de la tarde. Cuando el avión finalmente aterriza y después de pasar el área de migraciones y tomar mis maletas, comienzo a sentir que realmente estoy en un nuevo hogar.Veo a mi madre a la distancia, me espera con un cartel con mi nombre en él. Enseguida salgo corriendo a recibirla. Ella me envuelve en sus brazos con fuerza y se echa a llorar.—¡Estás tan grande! Casi no te reconozco —dice entre sollozos.—Me veo igual, mamá —le digo en español. Ella siempre me inculcó el idioma y me sale tan natural como el inglés.—No, te ves rad
CAPÍTULO 30: DESHACIENDOME DEL PROBLEMAClara BeaumontAl investigador le tomó poco tiempo encontrar a la mujercita esa. Cuando Maxwell me dijo que había estado en el hospital por un supuesto “dolor de vientre”, mis alarmas se dispararon. No podía quedarme de brazos cruzados, así que definitivamente, todo tenía que pasar por mis manos primero.—Señora Clara, la encontré —anuncia el hombre en la llamada telefónica.—¿Pudiste averiguar lo que te pedí?—Sí, me costó poder obtener esa información, esto le costará un extra, si me entiende.—Sí, sí, ya sabía eso. No me importa el monto, solo dime lo que quiero saber.—Primero gíreme a la cuenta, en tiempo real. Ya sabe cómo son estas cosas.Resoplo, esto me pasa por trabajar con muertos de hambre. Pongo la llamada en segundo plano mientras le hago el depósito de los cinco mil dólares que me pidió, solamente por darme ese dato. El desvío del resto de la información que deberá pasar primero por mí vale al menos diez mil dólares. Espero que Ma