—¿Max? — Balbuceó Isabella sintiendo como se le detenía el corazón.En un instante, los fuertes brazos de Máximo la alcanzaron para apretarla contra su pecho, en un vigoroso abrazo, que dejó a Isabella sin aliento.Todos a su alrededor los observaban perplejos, sin embargo, para Máximo e Isabella, desaparecieron, no había nadie más que el uno y el otro.Máximo había pasado un mes, un eterno y larguísimo mes sin verla, sin tocarla, sin besarla, sin olerla y la extrañaba, ¡Por Dios, como la extrañaba!Él no hubiera querido que su reencuentro fuese de esta manera, en un hospital y por una emergencia, pero eso no disminuía la dicha y la reacción automática en su corazón al tenerla cerca.—Isabella, ¿estás bien?, ¿qué te pasó?, ¿qué te dijeron? — Él se separó de ella ligeramente para verla a la cara, revisándola, mientras la ametrallaba con las preguntas, lleno de preocupación.—Max… Yo… eh… — Isabella tartamudeo nerviosamente, sintiendo el corazón retumbando en su pecho y las mejillas
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