MÍACierro los ojos un segundo, tomando una bocanada de aire, como si eso me ayudara a recuperar la paciencia. —Te agradezco que hayas venido, no es necesario, y tampoco tienes que hacerlo, es mejor que te vayas, por favor. —¡Tenía razón Alisa al decirme que era una mala idea venir hasta Roma! —brama de nuevo, mencionando a su secretaria. —De nuevo ella —siento una punzada en el pecho. —Sí, ella me dijo que no perdiera mi tiempo viniendo hasta aquí, y al parecer, ella tenía razón en todo, pero en cambio, decidí venir para darte una nueva oportunidad. —¿Qué? —ahora soy yo la que siente rabia. Desde que llegué a Roma, no he tenido un solo respiro, un tiempo para poder llorar siquiera la muerte de mi padre, y ahora Lance me sale con esto, tengo en mente el hecho de que no tengo empleo, mi rompimiento con Lance, no tengo dinero, mi padre murió, Basil Sokolov me ha propuesto casarme con él por el beneficio de la herencia, solo de ese modo podría recuperar mi vida, pero es un precio
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