—Diego, que sorpresa pasa— le dijo Rafael indicándole para que entrara en su oficina.—Pasé por la casa y Fer me dijo que estabas aquí.—Si, ya sabes, retomando la rutina diaria, cuéntame, que te trae por aquí.—Pues… el cuento es largo, pero déjame puntualizar lo más importante, soy un esclavo liberto.Rafael se quedó frío, no esperaba una confesión de esa magnitud.—¿Estás hablando en serio?—Si, muy en serio y espero que eso no sea un problema para ti.—¡Pues claro que no!, creo que te has dado cuenta que no valoro a las personas por su color de piel, sino por su comportamiento, para mi tú sigues siendo un hermano seas del color que seas.—Bien, entonces pasemos a la confesión número dos—le dijo Diego muy serio—tengo una tía en las afueras del pueblo, Hortensia se llama, es una negra liberta, es mi única familia, bueno, ahora están ustedes claro.—Espera, espera—lo interrumpió Rafael—es… es demasiada información de golpe, ¿porqué me estás diciendo todo esto?—Porque tengo que irme
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